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Uomini a Lima
Gio, 02/07/2008 - 01:52
Sombrero
Cuando me pediste escribir un artículo me sentí perdida, miraba a mi alrededor desorientada, no sabía que podía gustarte (ya tenía un fracaso, no te gustó mi artículo sobre el clima de Lima) la decoración de la oficina, las llamadas interminables, el espantoso tráfico limeño que se ve desde la ventana, y cuando estaba por decidirme entre algún tema vi algo mucho más prometedor MI CARTERA si, esa bolsa donde cargamos toda nuestra vida (sin ella nos sentiríamos desnudas), encontré muchas cosas interesantes dentro pero uno por su pequeñez y valor (emocional) llamó mi atención, es mi pequeño amigo el preservativo ese al que muchos hombres le tiene fobia, si lo sabré.........
Entre los especimenes que pululan la fauna masculina limeña, el hombre que no tiene preservativo siempre me ha despertado curiosidad.
Lo encuentras por todos lados, siempre alerta, ojo cazador, chequeando el material disponible. No sale sin celular, suficiente dinero o tarjetas de crédito, bien bañadito y con hartos temas de conversación, pero llegada la hora de la verdad, ops, no tiene preservativo, Se le olvidó en el pantalón, pucha justo hoy se le olvidó, no suele cargarlos porque su mamá le revisa los bolsillos o, simplemente no le gusta usar (le ajusta, le pica, le da calambre) aún recuerdo esos estribillos: "Así no más pe', no pasa nada, no te psicosees..." y, como una no quiere psicosearse, pues nada, le dice ya bueno pero sólo una pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste el test de Elisa? Y es ahí que aflora otro rasgo de este singular personaje: pese a circular por el mundo buscando sexo sin protección, nunca se le ha pasado por la cabeza descartar que sus rondas nocturnas le hayan dejado algo más que un buen recuerdo y, no sólo no se ha sometido a este examen sino que además ¡¡¡se ofende por tu falta de tacto!!! ¿Cómo se te ocurre preguntarle algo así??, con qué gente andarás tú oye, ni que fuera un promiscuo, etc. En ese punto, sólo te quedan dos alternativas: una amable y la otra razonable. La primera consiste en dejar a un lado tus reparos de salud e higiene para hacerle olvidar el mal momento que le acabas de hacer pasar. Personalmente no recomiendo esta opción porque, sin mencionar los riesgos que implica te deja con una sensación de que te has comido una yuca bien grande y, no es precisamente esa que estas pensando :)
La vía razonable, de otro lado dicta que te armes de paciencia para explicarle, sin ofenderlo (porque como habrás podido observar estás ante una persona muy sensible) de que no es que no quieras -de lo contrario no estarías ahí- o de que él no te guste- de hecho le tenías ganas desde que lo viste- o de que no te guste el sexo- eso nunca- sino que hay que tener cuidado con muchas cosas - que no sólo te estás protegiendo a ti sino también a él -ahí quedas regia- no lo tomes a mal, lo más probable es que no vuelvas a saber de él y en buena hora; sólo queda desearle buena suerte, sin duda, la va a necesitar.
Tania Valdez Vera
L'articolo è molto interessante evidentemente chi l'ha scritto ha una grande professionalità. Complimenti alla scrittrice